Como sabéis, soy un fan incondicional de Konami desde sus inicios. Esta devoción por la compañía nipona se remonta a mi juventud cuando descubrí las grandes joyas que publicaron para los ordenadores MSX. Comparar un juego de Konami con el resto suponía, en la mayoría de los casos, poner en evidencia a la competencia. Recuerdo que en aquella época se podía comprar a ciegas cualquier cartucho de Konami porque su calidad estaba más que asegurada en el 100% de los casos.
Serma fue la distribuidora número uno de Konami en España. Sus anuncios aparecían en las páginas de las revistas de la época. En el verano de 1986, en pleno auge del MSX en Europa, decidió arriesgar un poco más en el negocio de la distribución y brindar de paso la oportunidad a los usuarios de MSX de adquirir productos de calidad directamente en una tienda. Así nació Konami Shop, en un pequeño local de la madrileña Calle Francisco Navacerrada, en el número 19.
Como se puede ver, el local es bastante pequeño, y nada tiene que ver con las tiendas de videojuegos actuales. Pero lo importante estaba tras la puerta. El renombre de Konami, en aquel entonces en el ecuador de su existencia (en lo concerniente a MSX) fue reclamo más que suficiente para atraer a numerosos clientes. Y eso a pesar de que los precios de los cartuchos por aquel entonces eran bastante elevados y no estaban al alcance de todos los bolsillos. Sin embargo, los fans siempre hacían un esfuerzo extra para ahorrar unas cuantas miles de pesetas y conseguir el juego deseado.
Poco a poco se iba notando la caída de ventas de hardware y software MSX en detrimento de máquinas de 16 bits y videoconsolas. Pero tuvo lugar un escabroso episodio protagonizado por el redactor jefe de la revista Input MSX en el Mercado de San Antonio, en Barcelona, con copias piratas de juegos de Konami en su mayoría. Serma se enteró del asunto y amenazó con retirar la publicidad de la citada revista, aunque finalmente no lo hizo. Sin embargo, el mal estaba hecho y Konami decidió dejar de distribuir sus productos a través de Serma. Fue un divorcio traumático para una parte más que para otra.
La mayor fuente de ingresos de Serma la había abandonado para siempre. Konami Shop estaba sentenciada a cerrar sus puertas como así lo hizo en 1988 para disgusto de todos.
Fuentes: