Texto íntegro de Alfonso Fernández Borro (Borrocop) y publicado en Topo SigloXXI. Reproducido aquí con el permiso expreso de su autor.
Rememorando aquellos carteles publicitarios de los 80-90, hemos tomado la libertad de rehacer aquella publicidad con un poco de guasa y chascarrillo, de un programa que intentó, pero no fue, ni mucho menos lo que se esperaba.
Topo Soft conseguía llegar a un acuerdo con el fichaje estrella del Real Madrid de su sección de baloncesto que no era otro que, ni más ni menos, Drazen Petrovic, una estrella de la entonces Yugoslavia con una proyección que le llevaría poco más tarde, a la mismísima NBA.
De este juego se han dicho muchas cosas, la mayoría acertada, pero no hay nada mejor que contarlo desde sus interioridades, ahondar más en el cómo y el por qué, que volver a expresar lo que todo el mundo conoce desde infinidades de lugares en dónde se ha comentado desde entonces su existencia…
La historia comienza como ya comento, en la consecución de dicha licencia. Hasta aquí todo es como el cuento de Blancanieves hasta antes de comer la manzana que le entregó la malvada bruja, y como a ésta, el juego quedó envenenado desde su propio origen.
Para aquella producción se eligió a Eugenio Barahona como programador en sus versiones de 8 bits, salvo la de Commodore 64 que fue llevada, alejada de las otras producciones, por Jesús Medina, un muchacho de 17 años que ya había realizado exitosas conversiones dentro de la propia Topo Soft.
En la parte gráfica el peso recayó en Roberto -URI-el Herrera en sus versiones de Spectrum MSX y PC, mientras que las versiones de Amstrad y Commodore 64 las llevó el otro Roberto -ACE-. Y aunque no se me mencione, un servidor estuvo en la ayuda gráfica, en todos los sistemas, pero sobre todo en Commodore 64, pantallas de presentación y versiones de PC.
Gran parte de la plantilla también aportó su ayuda. De manera externa, César Astudillo «Gominolas» llevó la música, y Casamiquela «Andarica» hizo las versiones de PC (CGA-EGA).
Recuerdo también que llevamos la carga del testeo del juego los grafistas en su totalidad, pero es que era injugable. Así que antes de perder más el tiempo, decidimos decírselo a Gabriel Nieto, cosa que no se la tomó con agrado. Pero la suerte ya estaba echada para algunos de aquellos que participaron, por lo que Gabriel nos levantó el «castigo» de seguir probándolo, quedando esta tarea para -URI- y el programador…
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